martes, 22 de abril de 2014

UN ÁTOMO DE LAS HISTORIAS - 21

Hubert Latham

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Con los avances de la técnica, empezó a germinar la efigie del reto, que muy poco tiempo atrás hubiese parecido un acto suicida.

Uno de estos retos, era, el cruce del Canal de la Mancha, por si había alguien que se resistiera, el dueño de el Daily Mail, Lord Northcliffe, instauró un premio dotado de 1.000 libras, para quien lo cruzara primero, con un aparato más pesado que el aire, entre la salida y la puesta del sol.

Wilbur Wright dijo que “sería un riesgo inútil” que con ello no iba a demostrarse más, que volando por encima de tierra. Posiblemente era la única persona de la aviación que pensara así.

Hubert Latham, era uno de estos seres, que vivía los retos, que entraban a formar parte de su forma de vivir, cazador en Africa, corredor de motoras en Montecarlo, etc., ya la noche del 11 al 12 de febrero de 1905, cruzó el Canal de la Mancha, desde Londres a París en un globo de gas, acompañando a su primo, el aeronauta, Jacques Faure.

Su espíritu de competición, le llevó a apostar 17.000 francos, a que él ganaría el premio antes del 1 de agosto.

Con un Antoinette IV, equipado con un motor revolucionario, diseñado por Léon Lavasseur, el V-8 de 50CV, refrigerado por agua, con inyección directa y cárter de aluminio que reducía el peso. Después de largas esperas, lluvias, mal tiempo, el día 19 el tiempo se estabiliza y Latham decide que es el momento de intentarlo.

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Después de internarse en el canal y a doce kilómetros, el motor se paró y el avión se fue a las agitadas olas. Latham, esperó sentado, en el fuselaje de madera, a que le rescataran. Siempre habría algo nuevo por hacer.

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El 25 de julio de 1909 Hubert Latham se encontraba en Saqngatte, para intentar de nuevo el cruce del canal, también estaba Louis Blériot, con la misma intención. Pero el dios Morfeo se adueñó del campamento de Latham y perdió la oportunidad. Como vemos, no hay que dormirse, ni en los laureles.

Aunque hay que reconocer, que fue el primer avión en amerizar y hacerlo, sin daños para la aeronave, no es nada fácil.

…y se siguió escribiendo una historia maravillosa, a base de átomos de esfuerzo y sufrimiento, para que hoy, los que vuelan, no se olviden de lo que deben a quienes les precedieron. El aviador

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