1957 - Pedro Ogallar Dapper, Paco Ros Muñoz y él, formaban una especie de triunvirato tácito para el desarrollo de su aviación, de la que ellos amaban, tenían la semilla en ellos mismos, volar y experimentar y sobretodo, transgredir las normas, (aunque en aquella época, no había muchas normas que transgredir) era su meta inmediata, luego en los silencios del dormitorio o en los paseos por la pista resolverían los problemas surgidos o que podían surgir como consecuencia de sus actos, que no siempre eran bien vistos por parte de los que mandaban, léase “protos”.
Al entrar en la escuela, les daban diez puntos, que iban restando en cada acto de indisciplina o simplemente por faltas, una vez terminados los puntos, se le expulsaba de la escuela y lógicamente era una mancha en el expediente aeronáutico, según la falta, se acostumbraban a perder de medio a uno.
El triunvirato, conocidos más por sus apodos, que por sus nombres, Pedro “Culito de oro”, porque no se cansaba de volar horas y horas en la ladera; “O terror de la ladera” era Paco, porque de vez en cuando, llevaba el sentido de vuelo, en la ladera, cambiado y el muy pijo, se mantenía, “El buitre de la ladera”, como le llamaba Vicente Juez, era el que cerraba la terna, porque se mantenía en vuelo, cuando las posibilidades de hacerlo eran pocas y porque en alguna ocasión, podía verse a algún buitre acompañándole en la ladera.
En una ocasión, en la Orden del día, se comunicaba, que restaban quince puntos a tres compañeros, ya podemos imaginar quienes eran, perdieron de una sola vez cinco puntos cada uno, la falta era muy grave “indisciplina en vuelo”. Les pilló un profesor intentando hacer un looping debajo de un cúmulo. Se habían reunido los tres, en una ascendencia térmica y por turnos iban ensayando lo que no sabían, una y otra vez lo intentaban, pero no lo lograban, en una de estas un profesor les vio y se hizo ver, espantando a los polluelos, que escaparon rápido hacia otra ascendencia.
El castigo fue correcto, pero no fue una buena aplicación pedagógica. Se sentían perseguidos, les castigó, pero no les enseñó a hacer lo que no sabían.
Cualquier maniobra mal ejecutada, puede degenerar en una barrena, esto ellos no lo sabían, siendo correcta la sanción, debían de haberles explicado, el por qué era tan grave lo que habían hecho. El profesor perdió la ocasión de darles una buena lección. –¿Os gusta la acrobacia? Venid que os voy a enseñar, como se hace correctamente, donde os equivocáis y sobretodo que es lo que puede pasar, si lo hacéis mal y además, os está prohibido hacerlo.
De todas formas, ellos, seguían "experimentando" y en este arduo camino, encontraron, la amistad, que surge de compartir, anhelos, sufrimientos y sobre todo el trabajo en equipo, disfrutaban los logros del otro, no había envidias, acababa de nacer un compromiso de amistad, sin condiciones, posiblemente, ahí abandonaron, la juventud para convertirse en hombres con responsabilidad.
Extraído de “A bordo de un almendro”
Por cierto, siguen buscando a Pedro, lo perdieron, cuando se fue a volar a Alemania, quería volar en la Wasserkuppe, con el águila del Rhön, sabían que pasó a la del Este, luego creen que pasó a Rusia y nada más.
Estés o no estés, tus amigos Paco e Ignacio, siguen ahí esperándote.
Flanqueado por Paco y José
Me has hablado de “Garcieta”, José García Martínez y me has recordado, su grito de guerra ¡¡Viento Ladera!!, efectivamente, nada más despertarse, estaba asomado a la ventana para oler la dirección del viento y anunciarnos a todos, un día lleno de esperanzas para realizar grandes vuelos y lógicamente la contestación no se hacía esperar “Panzá Volar”, ya ves que te quedaste con nosotros, a pesar de volar más alto.
Los Tres y sus amigos, de los domingos en Huesca
¡¡Que buenos estaban los helados!!
Fueron seres muy importantes en nuestra vida, nos acompañaron cuando más solos nos sentíamos, lejos de casa y empeñados en algo que rozaba los limites, gracias por haber estado ahí.
Gracias a vosotros, conocimos al Bravo y Noble Pueblo de Aragón
el aviador….
