miércoles, 27 de agosto de 2014

BURBUJAS - 001

Aviadores Agroforestales

Burbujas del Raciocinio

Desde la Soledad

Cuando hablamos de la Aviación Agroforestal, no hablamos, solo de pilotos, sino que hablamos de Aviadores y este grupo lo forman todos los que engloban el colectivo de los bomberos helitransportados, paracaidistas y los que desde el suelo, esperan la ayuda del compañero que está allá arriba con un balde lleno de agua. Y que es el hilo de la esperanza, cuando las cosas se complican, que es casi siempre.

Su llegada al mundo de los incendios forestales fue…

Un Lear Jet, aterriza, en su interior, viaja su hermano Pepe, del que ha ido de la mano desde que llegó a la Fumigación, que es así como se llamaba, la actual Aviación Agroforestal, en esta ocasión, estaba apagando incendios en las Baleares, ¿qué paso?, como casi siempre, ni se sabe, ni se sabrá, se harán conjeturas, que no servirán para nada y de mucho menos, las que saquen las comisiones oficiales.

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El Sagrado Corazón de las Ermitas (Córdoba-España)

Faro y señal de regreso al Hogar para muchos de nosotros

Dos días después, regresa finalizada una dura madrugada de trabajo, que empezó, cuando el despertador sonó a las tres del día recién nacido, son casi las once de la mañana, vuelve dormitando en el Land Rover, conducido por su más fiel amigo, el Mecánico, ahora, a descansar hasta mañana, -¡Mira humo, allí en la sierra!- José María, señala con el índice; justo por encima de donde está situada la base de la compañía, una gran columna de humo, destaca en el paisaje, es una zona de mucho arbolado y habitada por casas diseminadas.

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Aquí fue

¿Qué pasó por su mente?, se reavivaron las escenas de dolor de dos días pasados, el sentimiento, la rabia y posiblemente algo más.

La base está a unos dos kilómetros. -¡Coge la carretera de la base, vamos a ver si hay algún avión disponible para echar agua!-

Todo transcurre a mucha velocidad, como el fuego que amenaza a lo que todavía no ha quemado, efectivamente, hay un avión, está listo para empezar a lanzar agua, es el de Manolo, que hoy no trabajaba, se amontonan, muchas cosas, llamar al gerente de la empresa, para pedir permiso, para utilizar el avión, sí, y un montón de cosas más, pero no hay tiempo para perderlo.

Está cegado, no puede quitarse de la cabeza y de los sentimientos, la imagen del regreso de su hermano, posiblemente, lo que siente es la rabia y su enemigo es el fuego y contra él es la pendencia. Cada descarga le alivia, le va a poder a este enemigo. No es la mejor forma de sofocar un fuego descontrolado, hay que enfriar el cerebro, para funcionar correctamente, pero esto, será, tal vez mañana.

Las maniobras de carga, despegue, ida, descarga y vuelta, se sucedían en pocos minutos, la pared que estaba ardiendo, se encontraba a escaso medio kilómetro de la base, era una vorágine de sentimientos, que hacían desaparecer todo lo demás, el calor, la somnolencia de una madrugada de trabajo, la orden de relajación, que unos momentos antes había ido del cerebro al cuerpo y ahora era revocada, todo pesaba, pero era obviado.

Hay una casa, el fuego está llegando al mismo jardín que la rodea, se ha podido solventar el problema, ya no arderá, tres descargas y listo.

¿Cómo han podido quedar cercados por el fuego?, una loma rodeada por el fuego y con unas veinte personas, tumbadas en el suelo, una parte de este cerco, tiene las llamas muy altas y hay una parte, la opuesta que es un frente muy pequeño, la gente le hace, desesperadamente, señas para que haga una descarga, pero ya lleva el depósito vacío, va a cargar de nuevo y vuelve.

El cerco es tal, que si entra por la parte estrecha, la salida la hará por la parte donde son más altas las llamas, está claro, que debe intentar hacer la descarga en la parte más estrecha, donde las llamas aun no son muy altas y hay posibilidad de abrir una puerta de escape, pero en este caso… la salida presenta lo más virulento y aunque intente salir dando un fuerte viraje, pasará por dentro de las llamas, es imposible sobrevolarlas limpiamente.

¿Lo pensó?, no seguramente que no, pero sí, era consciente de lo que iba a hacer, les abriría la puerta para que salieran, lo demás, vendría después.

Fueron noventa y ocho descargas, bonito día para enmarcar, todos salieron del cerco, incluido él, en la pared quedaron las señales del incendio, ya ha acabado todo, mañana será un simple recuerdo, o tal vez ya es pasado lejano, ahora mismo.

 

Ahora…

Acaba de sonar la alarma, se aparcan deseos, ensoñaciones, pensamientos, conversaciones y las individualidades, acaba de nacer el equipo, a partir de este momento, solo hay un objetivo, la lucha contra el incendio.

Ahora nadie piensa, solo, actúa, tiene que subir a un helicóptero, el entrenamiento, establece la pauta a seguir, hay muchas cosas más que acaban de despertar con el sonido de la alarma. Cada miembro del equipo, tiene un cometido a llevar a cabo y una responsabilidad, que se acaba de disparar en su mente, en este justo momento, mientras la estridencia de la sirena, invade el aire de la base. Es fácil pasar por alto, algo vital, en lo que inconscientemente es secundario, como puede ser subir al helicóptero, obviando algo muy importante, aunque todo lo que viene ahora es importante, hasta lo más nimio.

Han subido, todo está perfectamente estibado, se interrumpen los pensamientos hacía lo que espera, ahora viene un despegue con todas las agravantes, a tope de combustible, cuarenta y tantos grados de temperatura ambiente, rozando el límite por peso, nunca se sabe cuándo habrá que salir, nada está previsto en este menester, aunque hasta lo imprevisto, tiene que estar previsto. Saldrá raspando, la mano izquierda, cede un poco la presión hacia arriba, dejará caer el helicóptero por el barranco que hay enfrente, esto aliviará un poco a la potencia, creerán que el piloto está loco, loco estaría si pretendiera salir por derecho, utilizando la potencia de la que no dispone.

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Solventado el primer escollo, ahora a elucubrar sobre lo que se va a encontrar, el piloto se ha girado para ver a estos “pasajeros” sin billete que lleva a bordo, se les ve pensativos, le hacen una señal, acompañada de una sonrisa, indicadora, de que todo va bien, de momento.

Acaba de nacer la camaradería, que nada tiene que ver con amistad, aunque está vaya implícita en ella. Este grupo humano formara un todo, ya no piensan individualmente, han formado un grupo que funcionará al unísono con cada uno por separado, hemos encontrado a una mente maestra que decidirá lo mejor para la labor que van a desempeñar.

Nadie incidirá negativamente en el compañero, porque cada uno conoce el cometido del otro, nadie invadirá el territorio de otro, pero todos incidirán en el mismo punto de apoyo, son cometidos distintos pero con un mismo fin, la excelencia en su labor.

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En ocasiones, al salir al aire, ya se observa el humo, en otras no se verá, hasta casi llegar, estos primeros minutos de incertidumbre, pensando en lo que se va a encontrar, va elaborando un cambiante plan, que se actualizará, cuando se vea, lo que realmente hay, al final de esta fluctuante información.

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Humo negro, gris, blanco, diferentes tonalidades de grises, grandes borbotones negros, así se elucubra lo que espera al final de este camino. Esto es lo que vemos mientras nos trasladamos, pero vale de bien poco, la realidad es que solo seremos conscientes de lo que nos espera cuando estemos encima del brasero.

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Otro dato que se mezcla con las incertidumbres es, qué tipo de terreno, la zona y todos los adyacentes a estos datos, que el Técnico, irá transmitiendo a la Central, aunque esta información irá variando a medida que se acerca la realidad, pero será una información, muy buena, para hacerse una idea de qué medios podrán hacer falta e ir preparándolos.

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La realidad está ahí, se ha llegado a algo real, ya no caben las dudas de ningún tipo, hay que tomar decisiones y para ello hay que aunar todos los datos de los que se sea capaz de reunir e hilvanar. Una vuelta de reconocimiento, dará opción a adoptar una primera estrategia de ataque, pero para ello hay que ir despejando una ecuación, que no admite errores, la supervivencia del grupo está en juego, pero esto queda ahí, aparcado para dar paso a lo importante, sofocar el incendio, lo demás son pequeñeces que aparecerán después de terminar la labor.

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Viento, dirección, velocidad, la cabeza, qué hay en la dirección de su teórico avance, zonas habitadas, casas aisladas, entre la arboleda puede haber alguna que no se vea, reuniones de personal, en romerías, fiestas populares, zonas industriales, donde puede haber almacenados, productos inflamables, tóxicos, carreteras con gasolineras, grandes e importantes zonas forestales y un sinfín de detalles, que pueden ser importantísimos y que en ocasiones, pasan de puntillas por delante de los ojos de un neófito, pero no por los del grupo, que los irá clasificando en su cerebro por orden de prioridad.

Se oyen palabras sueltas, van de un lado a otro del saber del grupo y se va formando un esquema, que el Técnico, el Capataz, el Piloto y todos y cada uno de los miembros del grupo, mantendrán en sus mentes en el transcurso de su tarea e irá aflorando, como un bien de capital importancia, a medida que transcurre la labor de extinción.

Combustible que tendrá a su paso, la vegetación influye sobremanera en la velocidad de propagación, todo ello da una idea teórica de qué es lo que va a suceder, cuando llegue a estas distintas zonas de vegetación, ¿creemos saber donde incidir mejor para atajar al enemigo?

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Zonas rocosas, vegetación muy diseminada y discontinua, cortafuegos, terrenos labrados o agrícolas sin cultivar, ríos, pantanos, etc. Todo ello se convierte en un buen aliado, que nos puede dar un respiro.

Se ha adoptado una primera estrategia de ataque, ahora se procede a la búsqueda, de un lugar adecuado para que el personal pueda bajar, se tendrán en cuenta varios factores para esta elección.

Un vistazo general, localizará un posible primer lugar cerca del fuego, también debe de ser un punto donde el personal, encuentre un escape en caso de emergencia, al personal no se le puede dejar en una zona que pueda convertirse en una trampa, no hay que sacrificar nunca un ápice de seguridad. No sería la primera vez que ocurre un accidente, por intentar bajar en un lugar conflictivo, fabricar situaciones peligrosas, es una temeridad que debe evitarse, la prisa no es nunca buena consejera, pero eso ya lo iremos viendo, es muy difícil en un mundo de “rambitos”, decir que no, pero si está bien fundamentado, en nuestros conocimientos y posibilidades es mejor que un sí.

La aproximación debe ser amplia, controlar todo el entorno de esta aproximación, no es una línea recta al punto, es tener en cuenta todo lo que pueda incidir en esta aproximación al suelo, el viento, su dirección, intensidad, en ocasiones un lugar cercano al elegido en un primer vistazo, incluso menos diáfano, puede ser más adecuado por el viento reinante, hay que tener en cuenta los obstáculos cercanos, arboledas, laderas, que pueden sorprendernos, al comprobar que el viento reinante, no tiene nada que ver con el de la zona elegida para el aterrizaje, los vórtices que se generan en los alrededores del incendio y los rebotes, en las paredes cercanas, pueden hacer ingobernable a un helicóptero, que no olvidemos está al límite de sus prestaciones.

Si el tipo de superficie elegida para la toma es lisa, será ideal, aunque la hierba puede ocultar irregularidades, surcos, tal vez pedregosa, con maleza, arbustos, el depósito ventral, puede dañarse y si lo que se va a utilizar es un bambi, puede suceder que no se pueda colocar por ser inaccesible la barriga de la aeronave. Atención a posibles plásticos, con el viento del rotor pueden ser absorbidos, vallas que no se ven, cañas que pueden dar en el rotor de cola o dañar la superficie del helicóptero, animales sueltos (muy peligrosos). Todo esto y más, podemos encontrar en una superficie, que en la distancia, es aparentemente buena para aterrizar.

Pero, en el cuerpo a cuerpo, nos puede deparar, alguna, desagradable sorpresa.

En el supuesto de que se ha encontrado el lugar adecuado para bajar y estar seguros de que no se nos ha pasado algún obstáculo que pudiera dificultar la entrada y salida del helicóptero. Estos cables, no se habían visto en un primer vistazo, posiblemente, han pasado desapercibidos, porque no se han visto los postes que los sujetan, son cables bajos, casi a ras de las copas de los árboles y sus postes aun siendo de hormigón, no se ven, porque a algún iluminado los pinto de marrón, por aquello del impacto medioambiental, visual.

Los cables que hay frente a nosotros, están muy lejos y no van a dificultar la maniobra de aproximación, aterrizaje y las posibles salidas en una maniobra frustrada. La pared que hay enfrente y los árboles, tampoco van a dificultar la aproximación y el despegue.

Ya está muy claro y sin duda alguna, cual es el lugar, en el que vamos a dejar al personal, esta primera aproximación, va a ser amplia y con mucho tiento, para un último rastreo de cualquier cosa que hubiera podido pasar inadvertida con anterioridad.

Nunca quedarse encerrado en la aproximación, pensar “hombre, no va a darse la mala suerte de…”, prevenir es fácil, improvisar es, en el mejor de los casos, un accidente.

Se ha perdido mucho tiempo, en todo este protocolo mental, porque el silencio ha sido el protagonista de estos escasos cuatro minutos. Solo se oía el silencio.

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Como casi siempre, después de pensar y pensar, hemos llegado los primeros

Y como quien dice, todavía no hemos llegado

Continuaré, después de pensar un poco más, gracias Alejandro, por haberme impulsado a escribir de nuevo, sobre los Incendios Forestales, creo que efectivamente, me quedan cosas por decir… el aviador

viernes, 15 de agosto de 2014

AVIACIÓN AGROFORESTAL – 015

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Operaciones con helibalde

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Desde 1983, se viene utilizando el Bambi Bucket o Helibalde para los helicópteros destinados a las labores de la Lucha contra los Incendios Forestales. Hoy, más de 500 compañías lo usan habitualmente; parte del éxito alcanzado es debido a su eficacia y en grado extremo a su simplicidad de montaje y facilidad de uso.

El Bambi, no requiere una pre instalación especial, aunque, por esta aparente facilidad de colocarlo, no debe caerse en la tentación de relajar la atención en ningún momento.

El Peligro que puede derivar de su manipulación, sigue tres direcciones:

1º- Para el Personal de tierra

2º- Para el mismo helicóptero

3º- Para el propio Bambi o Helibalde

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Conocimientos y normas de instalación del equipo

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De una mala instalación, pueden desencadenarse graves consecuencias, incluso la rotura de la aeronave y lo que es más grave, daños a las personas.

Por esta simple razón, debe organizarse la instalación de forma que se sigan unos pasos perfectamente establecidos. Una sola persona puede colocarlo, pero lo ideal son tres.

1. Alrededor del helicóptero, solo estarán las tres personas que vayan a colocar el Bambi.

2. Se coloca la bolsa que contiene el Bambi, delante del helicóptero a la vista del piloto.

3. Uno abre la bolsa, los otros dos sacan el Bambi, el que ha abierto la bolsa no la debe soltar bajo ningún concepto, ya que puede ser aspirada por la corriente de aire del rotor principal. Doblará la bolsa y la guardará en el lugar habitual para ello, si es en el maletero, comprobará que ha quedado perfectamente cerrado.

4. Los dos encargados de colocar la argolla o soporte del Bambi en el gancho de carga. Se asegurarán de que los cables de soporte están alineados, que no hay dobleces en ellos y sobre todo, que no hay nudos.

5. Una vez comprobado que todo está bien, se tira de la cabeza para llevarla al lugar de enganche, por tanto, se pasará por debajo del morro hasta llegar al gancho de carga en el centro del helicóptero. En esta maniobra mucho cuidado con las antenas, chapas, drenajes y tornillos que pueblan la parte baja del helicóptero, en todos estos salientes, podemos encontrar muestras de piel y cabellos de todos los que estuvieron debajo del helicóptero sin el debido cuidado e incluso de los que teniendo cuidado, tuvieron algún descuido.

6. La cabeza que se sujeta al gancho, tiene delante y detrás, atención a su colocación. Si el gancho de sujeción es giratorio, no habrá problema alguno en la orientación.

7. Los cables deben quedar tirantes.

8. Una vez sujeto, deberá comprobarse que la sujeción es buena (veremos las pruebas a efectuar antes del despegue en 30 03 01 02.

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1- Tipos

Hay en el mercado varios tipos de ellos, los encontramos de una especie de lona revestida de caucho, los hay metálicos, también de diferentes formas, cuadrados, redondos, etc

No obstante, cada uno de ellos trae consigo un manual para el usuario, de donde se podrán sacar las características particulares del mismo, tanto en montaje, como en utilización.

Aunque, podemos regirnos, a la hora de la utilización, por unas reglas generales a las que únicamente tendremos que añadir lo específico de cada modelo.

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2- Características

Podemos remitirnos al apartado anterior, como no vamos a hablar de un Bambi o Helibalde en particular, nos remitiremos al Manual del usuario.

Aunque a efectos de enseñanza, nos basaremos en uno de los más utilizados, que es el Bambi Bucket.

3- Sistemas de Sujeción

Está compuesto por la cabeza, que en su parte superior tiene un grillete que se introduce en el gancho de carga del helicóptero. Además, una conducción eléctrica que sale de la cabeza y que se conecta a una toma del helicóptero para suministrar la energía necesaria para hacer actuar al relé del equipo, tanto de suelta de agua, como de adición de retardante.

Tiene dos sistemas de suelta de la cabeza, uno es eléctrico, por medio de un interruptor en cabina, el mismo que se utiliza para el gancho de carga y otro es mecánico, unos se accionan con la mano y otros con el pie.

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-Cabeza

En la parte baja de la cabeza van sujetos los cables o varillas que sostienen al helibalde. En su interior, contiene el relé que acciona el sistema inercial que liberará el cable para soltar el agua y después de la descarga lo recuperará.

-Gancho

El gancho, no es ni más ni menos que el normal gancho baricéntrico de carga de todos los helicópteros. No hay variación, ni nada específico o diferente a tener en cuenta para llevar un helibalde colgado, solamente ser conscientes de que en la actuación, la dimensión hacia abajo del helicóptero se ha incrementado.

-Cables

Los cables de sujeción del Helibalde a la cabeza son muy importantes, por supuesto porque son los que sujetan al Bambi, pero la importancia estriba realmente en que, son uno de los factores que más problemas pueden causarnos en el trabajo.

Hay que poner mucha atención en la colocación, pero además hay que extremar las precauciones a la hora de enganchar la cabeza en el helicóptero, con que se pase la cabeza por dentro de un cable, no se nos va a desplegar el Bambi e incluso puede no actuar el cable inercial, porque, este cable mal colocado, estrangule al de suelta y no lo deje mover, ya que la presión existente en el cable enrollado, no es solamente el de un cable liado a otro, es el del peso del agua que transporta el helibalde.

-Varillas

Existen Bambi que van sujetos, a la cabeza, con varillas y solo llevan un cable, el que actúa de liberador de la carga.

-Conectores Eléctricos

Los conectores eléctricos, son los mismos que los que llevamos para el transporte de cargas con una eslinga, solo hay una variación, una toma de corriente para el sistema específico de suelta de agua y control de retardante.

4- Sistemas Auxiliares

Concretamente para uso de Bambi o Helibalde, solamente existe un equipo auxiliar, el de retardante.

-Depósito Auxiliar para Retardante

Normalmente situado justo por encima del Helibalde, como si fuera un segundo contenedor de agua. La afluencia del producto retardante se controla desde la cabina, donde el piloto tiene total control, sobre la cantidad a mezclar con el agua.

5- Enganche y Conexión

El enganche y conexión del equipo, debe llevarlo a cabo alguien que esté entrenado para ello, aún así, debe inspeccionarse la instalación, una mala instalación, nos hará volver al suelo con toda seguridad, con la consiguiente pérdida de tiempo en el mejor de los casos.

-Extensión

Antes de colocar el grillete de la cabeza del Bambi en el enganche del helicóptero, debe extenderse perfectamente en el suelo, la cabeza, los cables y el helibalde, una vez comprobado su buen estado y que los dos grupos de cables están paralelos y no hay cruce alguno, se procederá al enganche.

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-Enganche

Antes de enganchar el grillete al gancho de carga, comprobaremos que la cabeza está en su posición correcta, (tiene delante y detrás, excepto como se ha dicho antes, si el gancho baricéntrico, es rotatorio, no habrá problema con la posición del enganche, él solo se orientará en el sentido de la marcha). Comprobado este último punto, se procederá al enganche y se constatará que ha quedado sujeto.

-Conexión Eléctrica

Acto seguido se procederá al ensamblaje de los conectores. El conector eléctrico, tiene un seguro para evitar que con las vibraciones se desconecte en vuelo, en caso de soltar el bambi sin que nadie lo sujete, el conector se rompe.

6- Equipo de Control

El piloto dispone en la cabina, de controles, para actuar, y comprobar el funcionamiento de todos los equipos que lleva instalados en su aeronave, sean fijos o auxiliares, este control puede ser eléctrico o manual.

-Cabina

Concretamente y en lo tocante al uso del Bambi, el piloto dispone en la cabina de, control eléctrico de la actuación del gancho de carga, para suelta de la cabeza que sujeta todo el sistema de helibalde, por tanto para liberar al helicóptero de todo el equipo que va colgando de él, en caso de necesidad.

Interruptor o actuador de descarga del contenido del Bambi.

Todos los actuadores, interruptores, normalmente se encuentran situados en el puño del cíclico.

Los controles de trasvase de retardante, generalmente, suelen estar situados junto a los indicadores y reguladores del producto, que se encuentran ubicados, habitualmente, en la parte superior o lateral del tablero de instrumentos, también en la consola central.

-Suelta del Equipo

La suelta del equipo puede efectuarse desde la cabina de forma eléctrica, mediante un interruptor o pulsador y de forma manual, mediante palanca accionado por la mano o pedal accionado por el pié.

-Eléctrica

Accionando el interruptor de suelta rápida, que abrirá el gancho liberando el grillete y soltando la cabeza.

-Manual

Normalmente tirando de una palanca situada a la izquierda del piloto y que acciona la apertura del gancho de carga, liberando también el grillete del equipo que va colgando.

-Pie

Actúa exactamente igual que el manual, pero se acciona por el piloto, pisando una palanca situada entre los paloniers de control del antipar.

-Lanzamiento de Agua

Se efectúa siempre por medio del equipo eléctrico, accionando un interruptor o pulsador

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Normas de seguridad y comprobaciones del equipo

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El Bamby se ha desprendido del helicóptero, mientras cae, vemos salir el agua por arriba

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Alguien se equivocó y en este estado se recuperó

Siempre es muy importante, seguir unas normas de seguridad, una de estas normas es precisamente comprobar el equipo, con ello ahorraremos en malos ratos, disgustos, tiempo perdido, averías y algunas peores cosas.

1- Pruebas antes del Despegue

Los despegues tienen un ritual parecido a la liturgia, en el debemos estar perfectamente concentrados en lo que se está haciendo. Del bien actuar, pueden salir beneficiados quienes confiando en nosotros piden nuestra ayuda, en este quehacer, el tiempo es más que oro, puede ser vida, incluida la nuestra. Tengamos conciencia de lo que estamos haciendo.

-Mecánicas

Comprobar que los controles mecánicos funcionan correctamente.

Indicándole al piloto que efectúe la suelta manual del equipo o lo que es lo mismo, que abra el gancho de carga, observar si esta apertura se efectúa, una vez comprobado el funcionamiento de suelta, volver a enganchar el grillete en el gancho de carga y tirar fuertemente hacia abajo para comprobar que el gancho ha quedado perfectamente cerrado.

-Eléctricas

Comprobar que el sistema eléctrico que controla el funcionamiento de descarga del Bambi actúa satisfactoriamente.

Sujetar el cable que procede del inercial y que mantiene cerrada la descarga y tirando de él, Indicar al piloto que active la liberación del cable, comprobar que se libera y que vuelve a recuperar el cable. Proceder a comprobar también el de suelta del gancho para deshacerse del equipo completo, indicándole al piloto que lo active, luego volver a colocarlo y comprobar que esta perfectamente sujeto.

Las pruebas de instalación, no terminan hasta que el helicóptero está en estacionario y le hacemos una señal de que todo está en orden.

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Limitaciones de velocidad

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1- (Remitirse al Manual de Vuelo)

No obstante, es recomendable no sobrepasar los 60 nudos y evitar en lo posible los cambios bruscos de actitud del helicóptero, mantenerse siempre pendiente de los espejos, para ver la actitud del helibalde y poder controlarlo.

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Peligros en vuelo estacionario

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1- Vacío

Nunca situarse encima de personas con el Bambi colgando. En estacionario siempre con el dedo en el gatillo de suelta del gancho, para deshacerse del equipo que se lleva colgando y poder efectuar un aterrizaje de emergencia si surgiera una bajada de potencia o parada de motor.

Tener presente hacia que lado se efectuará el desplazamiento en caso de aterrizaje. Elegir y determinar siempre, para pararse en estacionario, un buen punto de aterrizaje en el costado ideal, de acuerdo con las condiciones atmosféricas del lugar.

ATENCIÓN. Aterrizar con un esquí sobre el Bambi, dependiendo de que parte se pise, es una posibilidad muy alta de vuelco, como mínimo la avería del Bambi, incluso del esquí.

2- Cargado

Reza lo mismo que para el apartado anterior, aunque el peligro se agudiza por el peso adicional.

Tampoco hay un motivo que justifique un estacionario prolongado con el helibalde cargado, excepto en el caso de que surja un problema de descarga, que veremos en el apartado de Emergencias.

Continuaremos… el aviador

sábado, 2 de agosto de 2014

UN ÁTOMO DE LAS HISTORIAS - 22

Continuaron haciendo travesuras, se trataba, de encontrar algo complicado que hacer y vaya si lo encontraban, esta vez, le tocaba al Canal de la Mancha, la salvaguarda de una posible invasión de las islas, a más de uno se le podía poner la piel de gallina de pensar que por el aire se podría invadir a la omnipotente Albión. Pero, no creo que ninguno de los que intentaron cruzar el Canal, tuviera, ni remotamente, una idea negativa, era un reto más que alcanzar. Este es, ni más ni menos que, otro pedazo de Historia, que escribió un hombre bueno.

Louis Bleriot

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Son las 04:41 horas, el motor Anzani, está en marcha, el Bleriot preparado para acometer el cruce del Canal de la Mancha, su piloto Louis Bleriot, preparado para despegar.

Hubert Latham, también se encontraba en Sangatte, pendiente, de salir para las costas de Dover, pero el sueño pilló al campamento y cuando despertaron, ya era muy tarde, habían perdido la oportunidad.

Louis Bleriot, con la mirada puesta en el mar, volaba ya, rumbo a Inglaterra, la primera parte del vuelo, fue fenomenal, el motor Anzani, funcionaba con regularidad, el buque Escopette, que hacía de escolta, fue adelantado y se encontró en medio del ancho mar, solo, sin barco alguno en que depositar la esperanza, la soledad, seguramente se incremento o agudizó,  se hallaba a diez minutos de la costa inglesa, pero no la tenía a la vista, el viento y la bruma le envolvían, el vuelo empezó a derivar hacia el Norte, de pronto, entre la bruma, vislumbró a tres buques, que parecía, que se dirigían hacia algún puerto, los siguió y se encontró frente a los acantilados de Dover.

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Bleriot, siguió el gran acantilado, que años más tarde, sería la señal de la cercanía de la vuelta a casa de los aviadores que regresaban a Inglaterra después de sus misiones sobre la Europa continental, en la asquerosa Segunda Guerra Mundial.

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Supongo, que esta misma alegría y euforia que sentían estos tripulantes, era, en este momento, la que sentía Bleriot, con, por supuesto, las diferencias existentes en la motivación de unas circunstancias y las otras.

En un pequeño valle del acantilado, alguien agitaba una bandera francesa, era su amigo M. Rene Fontaine, periodista, que se había adelantado, para esperarle y marcarle, el lugar idóneo para aterrizar, aunque debido al viento, cada vez que lo intentaba, alguna ráfaga lo elevaba de nuevo, no lo dudó, paró el motor y confió en la suerte, el tren de aterrizaje resulto dañado, también la hélice, pero:

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“Había cruzado el Canal de la Mancha”

A las 05:18, después de 37 minutos de vuelo, había cruzado los 38 kms, que separan una costa de la otra.

Así escribían aquellos aviadores, era hacer mucho y cacarear lo justo y ni eso… el aviador