martes, 11 de febrero de 2014

PLAN DE VUELO (006) - (Coast Line)

Coast Line (mapa) RUTA - copia

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Mi compañero sigue alejándose hacia la costa, que todavía no se ve, doy una vuelta completa y paso a la altura del puente de uno de los buques. No sé qué sucederá en el otro avión, tal vez puede mantener el vuelo y prefiere llegar a tierra, pero si no le va del todo bien, es muy arriesgado continuar adentrándose en este abismo de sombras, porque tampoco sabemos cómo estará más adelante. Está ganando altura, alabeo al sobrevolar los pesqueros, los marinos, con sus caras vueltas hacia arriba, muestran sus sonrisas, que desde el aire se identifican por la blancura de los dientes entre los curtidos rostros de estos hombres, que al igual que nosotros, sienten pasar intensamente la vida por ellos. Están ajenos a lo que ha estado a punto de suceder y..... quién sabe si todavía, que poco ha faltado, para que hayan tenido que cambiar la pesca de los peces por la de un piloto.

Estoy por asegurar, que en su interior, estarán diciéndose. -estos sí que van deprisa, que pronto llegarán, en unas pocas horas andarán lo que nosotros en todo un día de navegación- No les falta razón, llegaremos, sí, pero lo que no sabemos a ciencia cierta es, si a nuestro destino previsto o al infierno.

La línea de la costa, se ofrece a mis ojos más blanca que nunca, al traspasarla y encontrarnos volando por encima de la arena, esta se me antoja, aun a pesar de la oscuridad reinante, más brillante que de costumbre, hiere física o tal vez sicológicamente mis pupilas.

Hemos llegado a tierra, pero todavía nos quedan cerca de quinientos kilómetros de desierto por abajo y de tormentas por arriba para llegar a nuestro destino previsto, Agadir.

De esta ruta se han contado infinidad de historias, no creo que todas sean reales, como todo lo concerniente a África, se encontrarán envueltas en este halo de misterio, fantasía, fábula o como queramos llamarle, aunque en el fondo y no muy hondo, siempre hay algo de verdad, aunque todo este misterio que encierra esta tierra, no es para escamotear las verdades, sino para adornarlas con esta poesía que las gentes de amplios horizontes, le ponen a todo, no, aquí las cosas no pueden ser así de simples, lo rojo no es de este color, es como una rosa derramando su sangre sobre los pétalos. No se puede almacenar literalmente lo que se oye, hay que traducirlo y aplicar un complicado baremo para ello. Habrá que aprender a supervivir como mortal a los hechos que se dice han acaecido en estas ardientes arenas y atreverse, sin temor al enfrentamiento, con sus mil vírgenes caminos, para llegar a formar parte de una de estas historias, leyendas o dichos.

Se cuenta, con sello sensacionalista, que no hace mucho, que tomó tierra por avería, un avión con tres tripulantes, antes de hacerlo, habían lanzado una llamada de socorro; seguramente con más buena acogida que la mía; cuando al poco tiempo llegó un helicóptero a recogerles, estaban rodeados de nativos de la zona y se dice que en paños menores, lo habían dado todo y les salvó de algo más, la puntual llegada del servicio de rescate. No es muy difícil creer que estuvieran rodeados de gente, en el desierto es muy raro tomar tierra y no tener en pocos instantes, un grupo de personas a tu alrededor, que no sabes de dónde han salido, en cuanto a robarles la ropa, en la zona que me dijeron, me cuesta creerlo, porque son muy hospitalarios, pero hay mucha gente, que con tal de contar una aventura que han imaginado, son capaces de desacreditar un pueblo, aunque en algunas zonas, pudiera ser posible, incluidas las grandes capitales de Europa o América, entonces de qué extrañarnos, si en el centro de grandes urbes, hemos presenciado robos, violaciones y asesinatos a plena luz del día y lo que es más grave, con la impasibilidad de los transeúntes, pues, ¿qué diferencia existe entre un lugar y otro?, la imaginación y no me equivoco.

Esta ¿historia?, interesante, solo al nivel de que era importante en cuanto a que estaba presente en nuestra mente durante el sobrevuelo de la zona, con lo que de carga emocional podía tener para nosotros, tenía su anécdota curiosa en el hecho de que, al día siguiente, cuando llegaron de nuevo al lugar del aterrizaje, no encontraron el avión, no, no se habían equivocado de lugar, vieron las rodadas del aterrizaje desde donde tocaron el suelo hasta que se paró y allí, un montón de pisadas que iban en todas direcciones y nada más, ah, sí, algún que otro tornillo. -No me lo creo..., ¿o sí?- En una ocasión descubrí una baliza de limitación de pista de un aeropuerto, sirviendo de tejado a un gallinero en una aldea que podía estar a más de setecientos kilómetros del aeropuerto más cercano, aquí, no se desperdicia nada.

Esta foto me ha gustado, aunque es del Océano Índico... el aviador

2 comentarios:

  1. Siento una gran satisfacción el ser el que sobrepasa los "seis mil"; soy el número uno que ha pasado esa cantidad de personas que te vienen siguiendo. Ya me he leido cuatro veces este libro que vienes publicando en este blog que, yo no lo llamaría así; yo lo llamaría, vivencia, experiencia, ilusión, ¡¡Vida!!; con sus contras y sus muchos, muchísimos pros. Yo por lo menos así lo entiendo. Ya te conté que no hay día que no realice un vuelo. Todos los días vuelo. Mi imaginación no tiene barreras. He tenido experiencias reales que a otros les hubiese puesto los pelos de punta y cuando los recuerdo, siempre, siempre tuve en la mente las instrucciones que nuestros profesores nos dieron; en las cinco tomas fuera de campo que he tenido en mi vida aeronáutica, jamás tuve el más mínimo asomo de temor: siempre tuve presente todas las enseñanzas y consejos que me dieron Ara, Sevillano, Juez, Yarza...y un largo etcétera de profesores que tuvimos tu y yo.
    ¡Sigue adelante Ignacio!
    A mi también me enorgullece ser tu amigo.

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  2. Paco, me sucede como a tí, creo que es de bien nacido ser agradecido y nuestros profesores, nos dieron algo más que enseñarnos a volar, parte de su vida se impregno en nuestro ser, gracias Montejo, Bermúdez de Castro, Miguel Ara, Vicente Juez, Carlos Simó y a los compañeros como tú, que se convertían en amigos, para siempre. Un abrazo.

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