viernes, 27 de abril de 2012

RIESGOS AÑADIDOS–003/008

 

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La palabra SEGURIDAD se emplea muy a menudo al considerar los riesgos de la aviación agrícola y forestal.

El piloto agroforestal debe ser especialmente seleccionado y adiestrado para este tipo específico de trabajo.

Es muy real que técnicas de vuelo empleadas diariamente por un piloto “seguro” significan desastre para otros.

También es más o menos real que el factor aleatorio tiene cierta importancia en operaciones como las que tratamos. No obstante, es posible poder desarrollar ciertas reglas y procedimientos generales, que bien aplicados, pueden reducir en gran parte los riesgos inherentes a estas tareas.

Dentro del riesgo inherente, el piloto, puede, en parte, controlar el desarrollo de su quehacer y encauzarlo en un camino pudiéramos decir de riesgo controlado.

No tratemos de engañarnos; en realidad es necesaria una buena cantidad de conocimientos y habilidad para volar un avión cargado, hora tras hora, día tras día, en situaciones atmosféricas adversas, maniobras apuradas y forzadas, sí, realmente son los ingredientes para que el más pequeño error dé como resultado un accidente grave.

Cualquier tipo de fallo puede ser muy serio y el piloto debe estar planeando anticipadamente las medidas correctivas a emplear en cualquier emergencia.

Se ha dicho en numerosas ocasiones que el piloto agrícola y forestal es un individuo especial y que no todos pueden llegar a serlo. En esto suele haber algo de verdad, pero ahondando un poco más, veremos que cualquier persona a la que no asuste el trabajo duro y disponga de una buena autodisciplina, medianamente hábil y se conduzca a sí mismo de acuerdo a las reglas mínimas de seguridad, puede llegar a ser un competente piloto agroforestal.

Un profesional experimentado es sin duda muy capaz de obtener de su avión el máximo rendimiento sin exponerse a condiciones arriesgadas; esa experiencia, sin embargo, no se consiguió en un día, es el resultado de años de trabajo y más de un susto.

El principiante, no debe olvidar, que no se espera de él, una exhibición de capacidad igual a la de un veterano y no debe tratar de hacerla. Es un error muy humano, especialmente cuando se encuentran clientes que dicen: “el año pasado el piloto X trabajó aquí…. ¡Que piloto!, hacía los virajes a nada del suelo y no daba tiempo al señalero de colocarse, además pasaba por debajo de aquella línea, siempre llevaba trozos de hierba y ramas de los árboles en las ruedas…. Muy bueno, muy bueno.

Tratar de demostrar, a este cliente ignorante, toda la capacidad y el buen hacer del que somos capaces, aún sin ser X, puede llevar al piloto a caer en la estupidez, intentando emularlo, en lugar de demostrar que la precaución no malogra el resultado de un trabajo, sino todo lo contrario, seguir las indicaciones de un ignorante es poco más o menos que un suicidio.

La seguridad básica, requiere del piloto agroforestal, conservar un grado de capacidad, en su técnica de vuelo, muy por encima del promedio normal.

Sus reacciones subconscientes, mientras opera su aeronave, son muy importantes, dado que pueden ser la diferencia entre la vida o la muerte.

Un buen piloto puede, a través de su habilidad, la que da la experiencia, evitar un accidente, que seguramente habría ocurrido a otro con menos conocimientos.

…ahí estamos

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