martes, 8 de enero de 2013

01 MEDITACIONES SOBRE UNA INGRATA PROFESIÓN

Hemos entrado en otro año e inevitablemente, nos encontraremos con rescoldos que pondrán de actualidad, cosas y hechos pasados.

Intentaremos ser mejores, como siempre, aunque sea nuevamente, no obstante, meditaremos sobre el pasado, para seguir dándonos cuenta, de que en la lucha cotidiana, seguiremos solos en todos los aspectos. Ojalá me equivoque.

Según murmullo de ángeles, el primer día 2, de este neófito año, Pedro, ya hizo la primera salida, un abrazo y cuidadito amigo.

¡¡ Se ha hecho realidad, llevamos dos meses de retraso !!

...en las labores de extinción

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A raíz de un desafortunado accidente, en el que un avión o helicóptero del dispositivo de extinción de incendios se estrella, surgen inevitablemente, después del estupor y la conmoción, una serie de interrogantes entre todos los que nos dedicamos a esta profesión:

¿Por qué ocurren estos accidentes?

¿Pueden ser prevenidos de alguna manera?

¿Cuáles son los riesgos reales que se corren al dedicarse a una actividad tan peligrosa?…

A todas estas preguntas les acompaña un tremendo sentimiento de soledad, pues nadie parece estar interesado en nuestra situación hasta que ocurre alguna tragedia y más bien al contrario, da la impresión de que mucha gente estima más oportuno echar tierra sobre el asunto y cubrirse las espaldas cuando siguen frescas las lágrimas de los familiares de algún otro compañero que perdió la vida en uno de los grandes incendios que tuvieron lugar.

Se han oído muchas declaraciones de diferentes “personalidades” y algunas nos han dolido profundamente.

El objetivo último es intentar plasmar la realidad de la extinción de los incendios forestales, expresada por quienes mejor la conocen, los profesionales de la extinción, a la par que rebatir algunas de las declaraciones que más desacertadas nos parecen, aunque creo, que no merece la pena rebatir nada, no hay sordo más sordo, que el que no quiere oír.

Oídos murmullos, que decían “…al no ser un accidente de consideración”. Se debe entender la lógica indignación que estas frases producen en todo nuestro colectivo. Por favor, si desde nuestra ignorancia, no somos capaces de comprender qué es un accidente de consideración, alguien debería explicárnoslo, para no sentirnos ofendidos injustamente.

Es inevitable preguntarse:

¿Cambiaría su opinión de haber estado quien hacía estas declaraciones, dentro del aparato siniestrado?

¿Seguiría afirmando lo mismo si fuera su hijo quien se encontrara ahora mismo en el hospital con las graves lesiones que soporta nuestro compañero?

Y es que aunque su intención no fuera dar a entender, lo que nosotros entendemos por “de poca consideración”, estamos en un trabajo, en el que hay que medir las palabras más que nunca y expresar las cosas con la máxima claridad.

continuará, el aviador

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