jueves, 26 de diciembre de 2013

¿ UN CUENTO DE NAVIDAD ? - 2

image

Veinticinco años y mucha tecnología atrás, un viejo y noble trimotor Junkers-52, se encuentra en lo más crudo del invierno, el termómetro de temperatura exterior dice que ahí fuera hay treinta y ocho grados bajo cero, en el interior de la cabina rondaremos entre los veinticinco y los treinta bajo cero, diría que el ambiente ideal para un oso, la negra salida del conducto de aire caliente, mantiene la temperatura de la cabina, a una, algo, sicológicamente más “confortable”, pero físicamente, mi rodilla se siente como si un frío cuchillo estuviera hurgando en ella, el conducto situado a mi izquierda tiene la boca de salida dirigida directamente a la pierna, el aire sale helado, desvío algo su salida para que no me dé directamente a ninguna parte del cuerpo, pero si bien es verdad que la sensación anterior era de frío, ahora no es tan solo una sensación, es una realidad, el aire que nos manda no es caliente, pero por lo menos, lo es más que el que nos rodea en la cabina, de nuevo lo coloco en su antigua posición.

El altímetro indica que nuestra altitud es de dos mil ochocientos metros, por debajo, cruzan algunos tímidos cumulitos, detrás de ellos, más abajo todavía, allá en el suelo, el paisaje es de ensueño, está todo completamente nevado, muchas veces he volado por encima de esta tierra, pero hoy, me da la impresión, de que es la primera vez, el paisaje resulta desconocido, esta capa blanca, quita relieves a lugares que antes llamaban la atención por tenerlo y se lo da a otros parajes que con anterioridad pasaban desapercibidos a nuestros ojos y ahora nos atraen la mirada con insistencia; los valores de lo que tenemos a la vista han cambiado, sigue siendo lo mismo en lo esencial pero ha cambiado el decorado, todo parece y me recuerda mucho a los paisajes de los belenes, aunque me pregunto ¿por qué asociamos los belenes con la nieve?, se supone que en los lugares donde acaecieron los hechos que reflejamos en el belén no eran zonas naturales de paisajes nevados?, posiblemente sea debido, a que, es en invierno y nuestro baremo de medir las cosas dice, invierno-frío-nieve.

Probablemente hoy, infinidad de niños, estarán terminando de arreglar, este belén que servirá para trasladarse con mucha ilusión al lejano lugar donde sucedió todo. Tan solo hay una diferencia con este belén, aquí la nieve es de verdad, no es el talco ni la infinidad de productos que por dar una apariencia de nieve son usados en estos días, es un meteoro, con todas sus ventajas y desventajas, yo desde mi privilegiado punto de observación, no puedo pensar en ventaja alguna. El paisaje es desolador, todavía no sé el motivo, pero me inspira un sentimiento de tristeza, quizás porque en su efímero brillo, veo a esos seres que son capaces de todo, para poder sobresalir con gran esplendor por encima de todos, sin reparar en que siembran tristeza por todos los lugares donde pisan. La nieve cubre el esplendor de la infinidad de colores que pueblan nuestro mundo y alegran el invierno y sobretodo, complica la vida a todos estos seres que pueblan los bosques, campos y pueblos. No quiero con esto ser desagradecido con ella, a la hora de esquiar o practicar deportes de invierno, se olvida todo esto, pero hay una gran diferencia, entre ir en su busca y que sea ella quien invada nuestra seguridad.

Lógicamente la nieve desde un avión y no como escueto paisaje, sino como algo que forma parte de un todo que nos influye o puede influirnos negativamente, es desoladora y triste. No así, como simple espectador.

Han transcurrido noventa minutos de vuelo, hace ya unos quince que nuestro vuelo discurre por encima de una masa nubosa bastante compacta, delante de nosotros aparece una barrera de nubes que sobrepasa la altura a la que estamos volando y que amenaza con cerrarnos el paso, son cumulonimbos, aunque hasta ahora no han crecido mucho, según vayamos avanzando en el día, su actividad se supone aumentará y también su desarrollo vertical, creo que a pesar de ello, podremos sobrevolarlos; al no disponer de equipo anti hielo, es muy peligroso arriesgarnos a volar por dentro, es vital evitar en lo posible ser engullidos por la masa nubosa; la chapa acanalada de la que está hecho nuestro avión evita la acumulación de cantidades de hielo en la superficie de las alas y el fuselaje, pero no evita totalmente, sobrecargas de peso no deseadas.

-Vamos a subir, pasaremos por encima.

Los motores rugen conscientes de la situación; el morro está bastante más encabritado que unos momentos antes, estamos llegando a las primeras estribaciones de esta masa que contiene toda la gama de los grises, todavía vemos la luz exterior, el sol penetra por la ventanilla izquierda, hemos perdido totalmente el horizonte, todo a nuestro alrededor es un hermoso cielo azul y una masa nubosa, con predominio del blanco transparente aunque sus colores van desde esta transparencia, al violáceo, ¿dónde está el artista capaz de traducir lo que veo a pinceladas?, sería hermoso plasmado en un lienzo. Para nosotros, no son tan solo colores y formas; ya no vemos la nieve del suelo, sabemos que está ahí, nada más, las primeras nubes están por debajo de nosotros, pero muy abajo, nos queda muy poca altura para poder sobrevolar las cimas más altas, pero también muy poco tiempo para poder lograrlo, a nuestro alrededor vemos sus castillos evolucionar retorciéndose y creciendo a enorme velocidad, también la masa que los circunda crece, no sé a qué velocidad ascensional estarán subiendo, la que sí sé es la nuestra y al paso que vamos, nos veremos metidos dentro de este mundo alucinante en muy poco tiempo.

-Hay que aumentar la potencia al máximo, ...¿cómo?, e intentar subir, no debemos de arriesgarnos a ser engullidos por ellas-.

No sé por qué, intento engañarme, estamos metidos del todo en una trampa para legos.

-Es imposible, los motores, hace ya tiempo, que trabajan a un régimen prácticamente de emergencia, no podemos forzarlos más-.

Efectivamente, el mecánico tiene razón, no merece la pena forzarlos más, de todas formas, no podemos enderezar lo que llevamos tiempo torciendo, nos vamos a meter dentro, si por lo menos el forzarlos sirviera para sobrevolar estos dichosos cumulonimbos, pero nuestra suerte está ya echada.

Por atrás la masa nubosa ha ido creciendo, ya está más alta que nosotros, imposible dar la vuelta, teníamos que haberlo pensado antes ...¿Cuántos kilómetros tendrá esta masa nubosa?, no sabemos nada, ni tan siquiera ¿qué nos espera detrás de esta pared que nos engulle?

ahora vuelvo

No hay comentarios:

Publicar un comentario