domingo, 22 de diciembre de 2013

¿UN CUENTO DE NAVIDAD?

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FELIZ NAVIDAD

H I E L O

 

¿Un cuento de Navidad?

Rumbo 350 grados, altímetro 14.000 pies, velocidad estabilizada en 110 nudos, ...tomo conciencia de mi exacta posición en este espacio de cielo en el que me muevo, el radar meteorológico, con el enorme pegote rojo, que sitúa delante de mí, hace que sea consciente de que dentro de escasos segundos seré engullido por este moloso de más de doce kilómetros de altura y de aproximadamente treinta de diámetro. Ajusto el horizonte artificial y compruebo, que, se corresponde su indicación, con la que tiene el avión con respecto al horizonte real, hago un ajuste al giro direccional de acuerdo con el Índice de la brújula magnética, son las últimas correcciones y las indicaciones de estos dos instrumentos, serán a partir de ahora, las únicas fiables dentro de las entrañas de este monstruo cargado de hielo.

Las paredes de la inmensa mole se acercan vertiginosamente a mi aparato, vuelo ya por encima de una llanura algodonosa, veo los vórtices de la nube, son como tirabuzones en constante movimiento y una avanzadilla, de lo que nos espera en sus entrañas, el brillo de la superficie de la nube es el del hielo; así se lo indico a tierra; la base, me dice, que la reflectancia de la célula, está indicando, ahora mismo, 45 decibelios a 15.000 pies, lo cual se traduce a granizo, mi pantalla de radar indica tres células tormentosas, cruzaré las dos que tengo delante para comprobarlas y pasaré a la más lejana que es la que encierra peligro de granizo, con un poco de suerte, no será tarde para sembrarla y licuar su carga, aunque el aviso de la base ha llegado algo tarde y está dando, clara indicación de granizo.

Una suave presión al mando de alabeo, en el piloto automático y un ligero viraje a la izquierda, me sitúa rozando la pared izquierda de la primera célula, sus vórtices zarandean al avión, me veo envuelto en los hilachos de los tirabuzones que rodean a la nube, en ocasiones, el cielo desaparece por completo, lo único visible entre los castillos que tiene la masa nubosa por la que me muevo, es un mar de nube, con muchas protuberancias, detrás de este hermoso paisaje me espera la madre de todos estos brotes, el morro se dirige directo hacia la otra célula, no he llegado a penetrar en la primera, no tiene indicio alguno que haga sospechar la posibilidad de formación de granizo, ...por el momento..., pero tengo que entrar en la segunda para enlazar con la grande y así sucede, chisporroteo de las gotas de nieve subfundida que al contacto con el parabrisas se convierte en hielo blando, el anti hielo de los planos está activado, el de los motores hace tiempo que funciona, pero el de mis pies y rodillas parece que está de vacaciones; he dejado a un lado el bocadillo, de pan con tomate y queso que estaba comiendo, para poder poner en mi boca el tubo de conducción de oxígeno, empezaba a notar dolor en las carótidas y en la parte superior del pecho, con el zarandeo que me espera, es imposible mantener nada en las manos, que no sea importante para volar. Desconecto el piloto automático, a partir de este momento todo será a puro piloto automático de garbanzos.

12.58 horas, 18.000 pies, indicación de variómetro 2.500 pies por minuto, en un ascenso descontrolado o semicontrolado, inmerso en las profundidades de un cumulonimbos y a merced de todo su poderío, tinieblas, casi noche, relámpagos resplandecientes, no dan claridad, solo la sensación de estar viendo una película, de algo que en realidad está aquí y sucediendo, pero en una lejana perspectiva, aunque nuestro cuerpo sea zarandeado continuamente y sin descanso, puntas de indicación de variómetro de 3.500 pies por minuto.

La intensa luz del sol vuelve a cegar intermitentemente mis ojos, a la vez que, con su calor, acaricia mi fría mejilla, salgo de la célula, camino de la que no veo físicamente, pero que la pantalla de radar, indica claramente, que tengo frente a mí y a muy pocos segundos de la salida de esta en la que estoy inmerso. He salido, cruzo los últimos hilachos, la luz del sol es cegadora, el paisaje no es el mismo, ya no sobrevuelo un macizo de nubes con una serie de promontorios en ebullición, estoy en un lóbrego pasillo entre paredes de nubes, en un desfiladero sin salidas, todo a mi alrededor son paredes en movimiento, con vida propia"

Aparecen imágenes, presentadas por el paisaje, asociaciones entre recuerdos y experiencias, convertidas en semblanzas a través de los tiempos.

vendrá más

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