martes, 31 de diciembre de 2013

¿ UN CUENTO DE NAVIDAD ? - 5

La remembranza ha desaparecido, se ha esfumado con los primeros zarandeos. La pantalla indica un poco más a mi derecha el lugar de penetración en la tormenta.

Compruebo las secuencias de los cohetes. Nada más perder la luz del cielo, siento el chisporroteo de pequeñas partículas de granizo, enormes sacudidas me avisan de la fuerza que voy a encontrar en el interior de este monstruo del cielo, el sol todavía alcanza a penetrar en esta traslúcida masa en la que me sumerjo, su albor se mezcla con la parpadeante luz malva de los relámpagos, me aferro a los mandos, las sacudidas son cada vez más fuertes, la frecuencia entre relámpagos es inferior al medio segundo, me espera una dura labor, es una gran tormenta; lo más importante es mantener la actitud o por lo menos intentarlo, ...aquí no se confirma la teoría de que el avión intentará volver a su posición, para intentar regresar a una actitud normal, hay que corregir constantemente, actuando más por intuición que por indicación, una actitud anormal en exceso, puede hacerse incorregible si no actúo con presteza, en mi deseo de recuperar la normalidad, puedo someter la estructura del avión a una excesiva carga y partirlo; la trayectoria intenta variar constantemente a cada balanceo o desplazamiento lateral, hay que cuidar esta dichosa dirección, cuanto más rectilíneo mantenga el vuelo más pronto saldré, de todas formas, en caso de llegar a un extremo insoportable o excesivamente apurado, solo tendré que virar noventa grados a la izquierda y la misma corriente ciclónica de la nube me ayudará a estar fuera en un mínimo de tiempo.

Enormes pedazos de hielo se estrellan ante mis ojos, ...disparo la primera secuencia... en el parabrisas y por supuesto, en toda la superficie del avión, donde no puedo verlos, quedan adheridos como pegotes de cemento, ...segunda secuencia... por las partes libres de hielo puedo ver la luz de los relámpagos, mi pensamiento esboza una sonrisa, la situación me recuerda a las molestas y cambiantes luces de una discoteca, es una luz que se mantiene presente todo el tiempo, aunque para los sentidos sea parpadeante, ...tercera secuencia... de los extremos de las hélices salen chispas que dibujan perfectamente la trayectoria de las puntas, ...una enorme sacudida sobrecoge a mi montura, el variómetro se dispara alcanzando una indicación de ascenso de 4.200 pies por minuto, casi pierdo los mandos de mis manos, me encuentro a 18.000 pies y la temperatura del termómetro de a bordo dice que en el exterior tenemos 37 grados bajo cero, se acusa dentro de la cabina, ...otra secuencia de cohetes..., ...no ha funcionado... ¿por qué?, la calefacción no va todo lo bien que fuera de desear y mis pies lo acusan, la velocidad del avión se desboca por momentos ...he perdido el contacto radio con tierra... a la vez que recibo una sensación contraria, la de frenado, reduzco la potencia ligeramente y subo la actitud de morro, la indicación ahora es de 5.400 pies por minuto, ya no es granizo blando, siento como si ametrallaran el avión, el ruido del granizo al estrellarse, se mezcla con el de la turbulencia y es ensordecedor, sigo intentando disparar las siguientes secuencias de cohetes, pero no funcionan, noto los golpes en mis sentidos, inicio un tímido viraje a izquierda para salir de la célula, fallando los disparadores, aquí ya no hago nada, instintivamente, hundo la cabeza en la cabina, acaba de saltar hecho astillas el protector metálico de la luneta térmica, ...24.000 pies, ...los trozos que han quedado enganchados están retorcidos frente a mis ojos, no sé, si estoy sentado o de pie, el asiento se separa continuamente de mi para volver violentamente a la unión, los palonier se escapan de mis pies y me veo obligado a presionarlos con fuerza, está disminuyendo mi velocidad de una forma nada normal, ...80 nudos, ...60 y sigue bajando, probablemente, el anti hielo del pitot no funciona, o un golpe de granizo me ha arrancado el tubo, si atiendo al anemómetro, resulta que estoy parado a más de 7.000 metros de altura, la actitud del morro es más o menos correcta, cojo una media entre las oscilaciones superiores e inferiores del horizonte artificial y esta es mi realidad a falta de algo más fiable.

El bombardeo de granizo ha parado y las sacudidas se hacen menos violentas, la indicación del variómetro es de una subida moderada 1.400 pies por minuto, esto está terminando, se puede decir que, ha terminado ya, de nuevo se trasluce el sol, por entre las manchas de hielo veo el azul del cielo a la vez que han quedado atrás vertiginosamente, los últimos hilachos de la nube, un enorme abismo se abre a mis pies, ningún instrumento de navegación funciona, mi contacto con tierra es simplemente la vista, el contacto radio desapareció hace bastante tiempo y el radar no da indicación, por lo demás mis ojos aún funcionan.

Los encastres de los motores con las alas muestran los resultados de su enfrentamiento con el granizo, también lo indican los agujeros de los capós de los motores, la goma del anti hielo de los bordes de ataque también muestra el enfrentamiento, está colgando despegada casi totalmente, sigue ahí en el ala sujeta por algunos puntos.

Han sido, tan solo, ocho minutos".

Hubo coincidencia en los hechos, aunque no en la percepción, ni mucho menos en el sentir, angustia, miedo y mucho más, convertido en experiencia, utilizable muchas horas después, tal vez años.

Alguien, no utilizó bien los datos que le daban los equipos en tierra y se demoró en dar la orden de actuar en la nube, este fue el error. Según se comprobó en la memoria del equipo.

En el recuerdo queda un veinticuatro de diciembre, complicado, pero, un maravilloso día, que, para nuestras familias, continuó, siendo lo mismo.

Espero y deseo, que este año, sea muy bueno para la mayoría sufriente y que Dios de pan al que tiene hambre y hambre de Él a los que les sobra el pan.

Podríamos extendernos en buenos deseos, pero me basta con pensar que muchos piensan lo mismo.

El dinero, solo vale para cambiarlo por cosas, que la mayoría de veces, no nos hacen falta.

Feliz Año 2014

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Y que los aviadores puedan seguir escribiendo páginas de las historias de la Historia, volando, que es como mejor se escribe

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